Mi abuela no se llama Maruja, pero de siempre su padre le decía "Marujina" y con Maruja quedó.
Nació en el año 1922 de padres "mayores". Así que fue hija única y muy mimada.
Cuando estalló la Guerra Civil Española (1936 - 1939) la familia quedó separada: mi abuela en un pueblo de Soria, bajo el bando sublevado (bando nacional) y sus padres en Madrid bajo el bando republicano.
Desgraciadamente, mi abuela no pudo volver a ver a su padre.
En 1938, antes de reencontrarse con Maruja, mi bisabuela Amelia comenzó a escribir una libreta de recetas "para distraer el hambre".
Y Maruja, mi abuela, se dedicó a continuar con aquello. Cocinó para 8 hijos, después para decenas de personas en numerosos campamentos como voluntaria. Cuando ya no pudo cocinar, disfrutó mucho de lo que los demás cocinaban (aunque siempre quería más y más sal). Finalmente falleció el 20 de enero de 2018 con 95 años. Así que ahora disfruta de la compañía de su marido e hija y de estar cara a cara con Jesús, que fue su anhelo y esperanza durante tantos años.
Hoy, esa libreta que comenzó mi bisabuela en 1938, está en mis manos. Estoy dispuesta a compartirmis desastres culinarios las estupendas recetas con todos vosotros.
¡Bienvenidos!
Nació en el año 1922 de padres "mayores". Así que fue hija única y muy mimada.
Cuando estalló la Guerra Civil Española (1936 - 1939) la familia quedó separada: mi abuela en un pueblo de Soria, bajo el bando sublevado (bando nacional) y sus padres en Madrid bajo el bando republicano.
Desgraciadamente, mi abuela no pudo volver a ver a su padre.
En 1938, antes de reencontrarse con Maruja, mi bisabuela Amelia comenzó a escribir una libreta de recetas "para distraer el hambre".
Y Maruja, mi abuela, se dedicó a continuar con aquello. Cocinó para 8 hijos, después para decenas de personas en numerosos campamentos como voluntaria. Cuando ya no pudo cocinar, disfrutó mucho de lo que los demás cocinaban (aunque siempre quería más y más sal). Finalmente falleció el 20 de enero de 2018 con 95 años. Así que ahora disfruta de la compañía de su marido e hija y de estar cara a cara con Jesús, que fue su anhelo y esperanza durante tantos años.
Hoy, esa libreta que comenzó mi bisabuela en 1938, está en mis manos. Estoy dispuesta a compartir
¡Bienvenidos!
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